Lévy y Colomba recrean en viñetas la vida de Stéphane St Clair, la mujer que se adueñó del juego clandestino en el Nueva York de los años 30, y que pronto será llevada a la televisión.
Se llamaba Stéphane St Clair y fue la dueña de los bajos fondos de Harlem. Controló el juego clandestino en aquel vibrante Nueva York de los años 30, se enfrentó a los poderes de la ciudad y logró abrirse camino en un mundo violento y despiadado. Ahora, dos jóvenes creadoras, la escritora Aurélie Lévy y la pintora Elizabeth Colomba, han sumado fuerzas para contar su peripecia, y han elegido la viñeta como medio para hacerlo. El resultado es Queenie, la madrina de Harlem, una novela gráfica recién editada por Norma y que próximamente se convertirá en una ambiciosa serie de televisión producida en Hollywood.
Son muchas las razones que hacen de St Clair una figura excepcional: fue una de las primeras mujeres negras en denunciar los abusos policiales, una de las primeras en hacer detener a un policía blanco por linchar a un negro en la calle. También fue pionera al comprender la importancia de la imagen en los medios de comunicación, ya que compraba anuncios y artículos en los medios; y entendió la importancia de proyectar una imagen de riqueza y prosperidad, siempre envuelta en su glamuroso abrigo de piel. Pero sobre todo fue la persona que logró navegar las aguas turbulentas de las postrimerías de la Ley Seca, cuando el dinero del alcohol empezaba a escasear y los mafiosos italianos, judíos e irlandeses pugnaban por mantener sus negocios.
Por otro lado, la historia de las autoras de Queenie, la madrina de Harlem es casi tan sorprendente como la de la propia St Clair: ambas se conocieron a los veinte años en Los Ángeles, cuando Lévy era asistente del actor John Cusack y Colomba una pintora a la que Leonardo di Caprio había animado a hacer storyboards. “Éramos jóvenes, ambiciosas y motivadas”, recuerda la escritora en una entrevista con France TV, donde explica que la complicidad entre ambas derivó en la idea de hacer un proyecto juntas. Cuando Colomba le habló de St Clair, intuyó que acabaría inspirándolas. "Yo no la conocía y me fascinó que no fuera famosa, que el resto del mundo no supiera de esta mujer que se imponía en un mundo de hombres. Todo el mundo conoce a Al Capone, pero de ella nadie sabe nada".
La pintora, además, se sintió identificada con este personaje por ser descendiente de martiniqueses y haberse instalado en Nueva York, ciudad donde actualmente expone su obra, nada menos que en el Metropolitan, y donde ha causado sensación con su reciente portada para The New Yorker. Empezó pintando un retrato de Queenie, hasta que culminó todo un cómic donde la protagonista aparece investida con cualidades de superheroína. “Un superhéroe pierde a sus padres; eso crea un problema. Entonces, el superhéroe tiene un don que lo diferencia de los demás: ella también tiene un don, no te voy a decir cuál, ¡sorpresa! - y gracias a este don hace el bien a los demás. Y además, tiene un traje: su traje son sus pieles y sus joyas Yo quería presentarla así y Aurélie estaba completamente de acuerdo”, explica.
Ahora, Queenie, la madrina de Harlem llega a España avalada por galardones como el Quais du Polar / Experience / France 3 Auvergne-Rhône-Alpes, el premio Fetkann! y el premio Maryse Condé en la categoría juvenil. También fue finalista en los premios Landerneau BD y resultó seleccionado para el Prix Wolinski du BD du Point y el Prix de la BD Fnac BD en colaboración con France Inter.
13 de octubre de 2022