RASHOMON cuenta la historia de un crimen por resolver, el de un samurái de grado medio que ha aparecido cerca de la carretera de Yamashina muerto de un solo y certero corte. Un varón adulto, de unos 40 años, de complexión recia, que parecía ir armado y acompañado. No hay muchas pistas sobre el asesino, solo un trozo de cuerda y una peineta, y tampoco hay testigos, solo informaciones contradictorias. Por suerte, el detective Heigo Kobayashi se ocupa del caso.
En tus inicios te centras en la narración de talante fantástico consiguiendo muchos seguidores en España y pasas por el mercado americano. Recientemente nos encontramos con Rashemon, una obra ambientada en Japón en la que eres responsable tanto del guión como del dibujo. Cómo describirías tu trayectoria y ¿cuales crees que han sido los factores de éxito?
Siempre he intentado aprovechar las oportunidades que me daban y cuando no las he tenido, he tratado de crearlas por mi cuenta pensando lo que me gustaba hacer. Empecé a hacer fantasía porque era un género que me gustaba y en el que me encontraba cómodo.
Después me llegó la oportunidad de trabajar para el mercado americano e intente aprovechar la oportunidad. En una época en que estaba esperando que me asignasen un trabajo y todavía no lo tenía, hice Rashomon porque no puedo estar quieto y en ese momento me apetecía hacer ese tipo de historia y este tipo de narración. Acabe dándole forma, conseguí terminarlo y Norma decidió publicarlo.
No sé si es un factor de éxito o no, solo trato de hacer lo que me gusta. Incluso cuando me encargan historias, trato de llevarlas al terreno que a mí me gusta y trato de disfrutar con mi trabajo. Disfruto haciendo mis obras y lo que hago, me sale de dentro.
En Rashomon encontramos una obra ambientada en el Japón feudal y basada en los relatos de Ryonosuke Akutagawa. Pero a la misma le incorporas elementos de tu sello de identidad, el género negro y la fantasía.
El problema es que no consigo centrarme en ninguno de ellos, siempre alterno obras de los dos tipos, no sé si tienen algo en común o no, pero no puedo desprenderme de ninguno de los dos géneros. Cuando estoy trabajando en uno, echo de menos al otro. Tal vez soy muy disperso. Cuando durante un tiempo estoy centrado en un tipo de obra, la siguiente suele ser del otro.
Con esta obra entras de lleno en el mundo de uno de los grandes mitos del cine, Kurosawa y en los relatos de Ryunosuke Akutagawa. ¿Te ha costado acercarte a un tema que para muchas personas ya es un mito del cine?
No, porque a lo mejor soy muy inconsciente. Como decía, hago las cosas porque me gustan, no las hago pensando si a alguien le va a gustar, si a alguien le va a parecer mal, o si me van a criticar por atreverme a hacer una adaptación de una obra como ésta. Yo lo he hecho porque me encantaba la historia. De hecho no me basé en la película, porque quería hacer algo diferente. Necesitaba hacer algo distinto a lo que había hecho antes y decidí acercarme a estos relatos. Lo hice a mi manera, buscando la parte del relato que me gustaba y encajaba mejor con mi manera de hacer las historias.
A mí me gusta mucho Kurosawa y me ha influido en muchas obras que no tienen nada que ver con la ambientación japonesa, como es en los Reyes Elfos. Sin embargo en esta obra, trate de conocer lo que había hecho, pero apartándome de ello y ciñéndome a la historia original.
En Rashomon optas por el blanco y negro en una estética que bebe de autores como Fran Miller o Mike Mignola. ¿Cómo tomas esta decisión?
Yo diría además un tercero, Jim Steranko, que es el precursor de Fran Miller. Cuando llevaba un tiempo en el mercado americano, me acabé agobiando del trabajo en cadena, que me gusta, pero no es lo mismo que hacer una obra completa. Eres solo parte del proceso y no tienes control sobre el resultado final.
El blanco y negro es como ir desnudo, no tienes una cobertura que te haga más guapo, es tu dibujo en crudo.
Obviamente los fallos se ven más, pero al mismo tiempo es muy sincero, conforme se dibuja, se ve. Siempre acabo volviendo al blanco y negro, posiblemente como reacción al trabajo en cadena.
En la novela encontramos varios homenajes como el título, que obviamente nos hace volver la vista a Kurosawa o el personaje Hattori Hanzo, que es un claro guiño a Kill Bill. Los homenajes al cine nos hacen pensar que eres un amante del cine. ¿Qué ha aportado el cine a Rashomon?
Hattori Hanzo, no es tanto una referencia a Kill Bill, como a la cultura popular japonesa, porque es un personaje recurrente. Tarantino conoce muy bien la misma, y por eso le saca tanto partido. Hattori Hanzo es un comodín en la cultura japonesa. Hay cientos de películas, libros y mangas japoneses en los que aparece. Es como un rey Arturo o un Lancelot, personajes de los que no sabes que parte es cierta y que parte es ficción.
Hattori Hanzo en un ninja, que se supone que existió, pero que nadie sabe si realmente fue así. Se ha usado también en personajes de anime, como Ninja Hattori de Fujio-Fujiko, que es un ninja pequeñito que ayuda a un niño. Kill Bill lo ha dado a conocer más.
Podía haber utilizado cualquier otro ninja. Decidí usar este personaje por tratarse de un detective que se mueve en el mundo de lo ficticio, de ese Japón que nosotros pensamos que es el histórico y me pareció un nombre reconocible por todo el mundo.
Crees que tus seguidores de los Reyes Elfos, siguen siendo los lectores de tus obras actuales, en las que la fantasía no tiene tanto peso. ¿Cómo crees que recibirán esta obra?
Yo creo que en general siguen mi obra actual. El lector que me sigue desde el principio, es el lector que tiene todos mis libros y que cuando viene a las firmas me trae toda una columna de libros. Lo bueno de que me guste alternar géneros, es que hay gente que lo tiene todo, otros que solo leen lo que he publicado en fantasía y otros que solo leen el género negro. Está muy bien que me sigan en base a la obra y no a la persona.
Hace 12 años tuve la oportunidad de entrevistarte en el salón del comic y dijiste que tu sueño era vivir del cómic. ¿Lo has logrado?
De momento si, siempre se habla de números, de que si es posible o no vivir del cómic. Soy realista, el dinero no es lo primero, pero es importante: me permite vivir de este trabajo, hacer que me levante cada mañana para hacer lo que me gusta.
Cuando consigo un trabajo muy bueno en el mercado americano, a otros podría parecerle que no es un trabajo como autor y no es tan bueno como otro tipo de obras, pero para mí es un trabajo que me va garantizar hacer los proyectos que me gustan durante un año y aunque solo sea por eso, merece la pena. Voy pasando año a año y viviendo de lo que realmente me gusta y esto es lo importante
¿Qué proyectos tiene en mente ahora mismo Victor Santos?
He estado una temporada en España y ahora vuelvo al mercado americano. Estoy con Mice Templar, que sigue siendo fantasía, estoy con la edición en papel de Polar a la vez que con la edición en Web, que he vendido a una editorial, de la que no te puedo decir nada, aunque va a sorprender quien lo va a sacar, y al tiempo estoy con un proyecto de superhéroes con Bryan Glass, el guionista de Mice Templar, que está prácticamente aprobado.
29 de gener de 2014