Los aviones y sus pilotos han sido una trama recurrente en los cómics de aventuras. Tenemos En un cielo lejano(1993), en la que Hugo Pratt, creador de Corto Maltés, nos brinda una bella historia épica que tiene lugar en la Segunda Guerra Mundial. Ambientado en el mismo periodo tenemos el clásico franco belga Las aventuras deBuck Danny (1947) protagonizado por un audaz piloto norteamericano, obra de Georges Troisfontaines, Jean-Michel Charlier y Victor Hubinon. También con guión de Jean-Michel Charlier, acompañado por el dibujante Albert Uderzo, encontramos Las aventuras de Michel Tanguy y Laverdure (1959), donde se narran las aventuras de dos pilotos, Michel Tanguy y Ernest Laverdure, en la Fuerza Aérea Francesa.
En Estados Unidos, una de sus tiras diarias más famosas es Steve Canyon (1947), realizada por Milton Caniff tras abandonar la mítica serie Terry y los piratas, y que estuvo publicándose durante cuarenta años. Canyon es un veterano piloto de las fuerzas aéreas norteamericanas que monta su propia compañía que opera en el sudeste asiático, aunque no dudará en enrolarse de nuevo cuando estalle la Guerra de Corea. También el maestro Will Eisner creó su propio escuadrón de aviadores: los Blackhawk (1941). Una vez más, la Segunda Guerra Mundial era el escenario de las andanzas de unos intrépidos pilotos.
Cuatro décadas más tarde, pero sin abandonar ese mismo convulso periodo, tenemos una obra tan exquisita como imprescindible The Rocketeer (1982) de Dave Stevens. Este cómic recientemente recuperado, narra en un tono completamente retro las aventuras de un joven piloto consigue por casualidad un cohete aéreo autopropulsado lo que le convertirá en el blanco perfecto de todo espía nazi que se precie. El cómic fue trasladado a la gran pantalla en 1991, convirtiéndose rápidamente en un film de culto entre los aficionados al género.
Más reciente es El Gran Duque (2008), con guión de Yann y unas bellas ilustraciones de Romain Hugault. Nuevamente la Segunda Guerra Mundial es el eje conductor de la historia, aunque en esta ocasión está ambientada en Rusia en el invierno de 1943. Su protagonista es Wulf, piloto de la Luftwaffe que comienza a cuestionarse si lucha en el bando correcto de la guerra lo que le llevará a enfrentarse con algunos de sus compañeros.
Y no debemos olvidar a Porco Rosso (1992) de Hayao Miyazaki, una película de animación japonesa que posteriormente se publicó como manga y que es una auténtica joya del género. El protagonista es un aviador con apariencia de cerdo, debido a un hechizo, que se dedica a perseguir a piratas del aire en el mar Adriático en los años veinte.
Una publicación mucho más reciente es Mezek(2011). Abandonamos la Segunda Guerra Mundial y nos colocamos en 1948, cuando el recién nacido Estado de Israel se da cuenta de que precisa disponer de su propia fuerza aérea. Para ello se hará con aviones de combate que quedaron obsoletos o en desguaces tras la guerra y contratará todo tipo de pilotos, mercenarios incluidos, ya que no dispone de pilotos judíos. Entre los pilotos contratados se encuentra el sueco Björn, especialista en hacer volar los impredecibles “mezek” checos. Nuevamente el guionista Yann aborda una elaborada historia centrada en la aviación militar, en esta ocasión le acompañan los lápices André Juillard que realiza uno de sus mejores trabajos hasta la fecha. Un brillante cómic histórico que presenta una historia no tratada desconocida para el gran público.
Tomás Pardo
27 de març de 2012