Cuando Kosuke Fujishima dibujó el primer capítulo de ¡Ah, mi diosa!, seguro que no imaginaba que sería precisamente esa historia la que le catapultaría a la fama. Hoy, veinte años después de que Belldandy y Keiichi se conocieran, su historia sigue cautivando a millones de lectores en todo el mundo, y las tres diosas nórdicas (y compañía) se han convertido en auténticos iconos del manga. Con motivo del vigésimo aniversario de publicación de este manga en Japón se están preparando todo tipo de eventos y lanzamientos especiales con el fin de conmemorar este manga tan especial. ¡Os mantendremos informados!
¿Pero cómo empezó todo? De la manera más inocente: Keiichi Morisato se equivocó al marcar un número de teléfono y contactó con una amable señorita que se presentó en su habitación como por arte de magia y le ofreció cumplir cualquier deseo. Morisato, creyendo que era una broma pero fascinado con la bella desconocida, le pidió que estuviera siempre a su lado. Pero no sabía con quién estaba hablando: Belldandy, diosa del presente, tenía suficiente poder como para cumplir su deseo… por toda la eternidad. Lo que Morisato no sabía era que los dones divinos suelen tener una cara oculta, y vivir con Bell implica que con ella viene... su familia.
Su evolución a lo largo de estos años ha sido espectacular, y podéis comprobarlo personalmente cada dos meses en vuestro punto de venta habitual. Descubrid el encanto de una historia de amor que traspasa fronteras, las aventuras de un humano normal y corriente que, por caprichos del destino, acaba rodeado de varias hermosas, poderosas y conflictivas diosas.
1 de desembre de 2008