"El gatillo cedió, toqué el pulido vientre de la culata y fue así, con un ruido ensordecedor y seco, como todo empezó. Entonces disparé cuatro veces más sobre un cuerpo inerte en el que se hundían las balas sin que lo pareciese. Fueron cuatro golpes breves con los que llamaba a la puerta de la desgracia"
"Quizás no estaba seguro de lo que me interesaba realmente, pero, en todo caso, estaba completamente seguro de lo que no me interesaba."
-Albert Camus, El extranjero
A nosotros este libro nos interesa, y mucho. No en vano, Jacques Ferrandez se ha propuesto una tarea extremadamente difícil y ha salido vencedor del reto: adaptar la obra maestra de Albert Camus al formato de de la novela gráfica. Las imágenes de Ferrandez nos ofrecen una relectura apasionante del libro manteniendo toda su crudeza y su misterio.
El día en el que su madre murió, Meursault sintió que hacía mucho calor en el autobús que le conducía desde Alger al asilo de ancianos, y se quedó medio adormecido.
Luego, en la sala del velatorio, agradeció el café que el conserje tuvo a bien ofrecerle, quiso fumarse un cigarro y le molestó la violenta luz de las lámparas eléctricas.
Es la aguda conciencia del sol, que ciega y abrasa lo que arrastra a este empleado burócrata, tranquilo y reservado, a cometer un crimen terrible. Un crimen que le conducirá a asistir, indiferente, a su propio proceso de condena.
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31 de octubre de 2014