NORMA Editorial publica la integral de la obra maestra de Jacques Tardi y Jean Vautrin, una mirada en blanco y negro sobre la lucha del pueblo durante la insurrección de 1871
“¡Libertad o muerte!”. La vieja –pero para muchos vigente– consigna que encendió la Comuna de París en 1871 vuelve a resonar con fuerza, esta vez desde el papel. El grito del pueblo, la obra maestra del dibujante Jacques Tardi y el escritor Jean Vautrin, que fue viendo la luz entre 2001 y 2004 como serie a lo largo de cuatro entregas, es reunida ahora en una nueva edición integral que llega a las librerías españolas de la mano de Norma Editorial.
El origen del proyecto es la novela homónima que Vautrin, premio Goncourt, publicó en 1998. “Quería hacer, en contra de las modas y tendencias del momento, una gran novela popular de destellos violentos en la que revivir el París de la Comuna, sus alegrías, sus exacciones, sus excesos, sus amores, sus energías reprimidas”, explica el autor en el prólogo del volumen. “He querido contar el resurgir de una fantástica esperanza de justicia social, acercarme lo más posible a la fraternidad de los hombres y hablar de los comuneros con el posicionamiento libertario en el que creo y que comparte Tardi”.
Tardi, por su parte, no dudó en aceptar dar vida a través del vibrante dibujo en blanco y negro a personajes tan memorables como el capitán Antoine Tarpagnan, pasado al bando comunero; la cabaretera Caf' Conc', el expresidiario Grondin, el policía Hippolyte Barthélémy o personajes reales como los comuneros Jules Vallès y Louise Michel, el alcalde de Montmartre Georges Clemenceau o el pintor Gustave Courbet. Todos ellos encarnan a su manera un momento en que el anhelo de emancipación se desató en forma de arrolladora revuelta que derribó la columna Vendôme, símbolo del bonapartismo, e incluso destruyó el ayuntamiento parisino, y que concluyó en una implacable represión conocida como la Semana Sangrienta.
Según Vautrin, solo un dibujante como el autor de ¡Puta guerra!, Cuerpo a tierra o la saga Las extraordinarias aventuras de Adèle Blanc-Sec –todos ellos publicados por Norma– era capaz “de volver a animar las calles aquellas, el modo de vida, la topografía, el vocabulario de quienes ‘tuvieron fe hasta la muerte’. Solo él podía poner carne a los personajes e infundir fuerza en sus pechos para enfrentarse a las balas y lanzar el grito de la grandeza revolucionaria, que siempre —y sobre todo en una época de dejación como la que vivimos— será címbalo que convoque a los hombres oprimidos”.
Si Vautrin dedicó tres años a culminar su novela, Tardi invirtió cuatro en traducir en viñetas un efímero sueño hecho realidad durante 60 días: el primer gobierno autogestionario de la clase obrera. “Es el del bando que hemos escogido Tardi y yo para contaros el naufragio de los federados de París”, concluye Vautrin, que no oculta en ningún momento su simpatía hacia aquellos sublevados que, a pesar de acabar siendo sometidos por la fuerza, sembraron una semilla de enorme trascendencia para la identidad francesa moderna y contemporánea. “Hemos querido celebrar su antiautoritarismo, antimilitarismo, anticlericalismo y anticapitalismo, su sentido de la solidaridad fraterna, su aspiración a la realización del individuo”.
20 de gener de 2023