"Ni hablar, Doctor. Los buenos no existen, sólo fingen serlo."
Definitivamente, no decepciona nuestro Brian Azzarello (100Balas) y ha sabido dar a nuestro Deathblow un trasfondo tan encubierto como para no fiarse ni de sus hijos ni de su mascota como bien revelaba una inesperada última página del primer tomo.
Superando las expectativas que ya nos dejaban con la miel en los labios, nos imbiscuye en el vertiginoso ritmo que adquiere la acción desde la cabeza de Michael Cray hasta las oficinas gubernamentales con agudos diálogos de los directivos que a buen seguro serán perseguidos.
Ésta es su fiesta pero que nadie dé por hecho que está invitado. Le sobran acompañantes y las buenas palabras. No sabe que es lo que pasó pero sí cómo reaccionar. No tiene de quién fiarse excepto de su instinto asesino.
Su punto de vista ni le hace dudar de que debe seguir los latidos de la guerra pese a estar en medio de los callejones de New York, dibujados con detalle por Carlos D´Anda (Coup D´État) con estilo sucio y tórrido como debe ser dibujada la Cocina del Infierno. Mente insana en cuerpo insano estará mejor encerrado en formol.M.A.D.Gregor
27 de abril de 2008