La firma de Carlos Hernández no es desconocida para los aficionados al cómic más alejado de la pirotécnica de licencias comerciales. Desde sus colaboraciones iniciales en diversas publicaciones, tales como V.O. o Mala Impresión, Hernández se ha ido perfilando como un historietista interesado en utilizar el cómic como soporte narrativo de divulgación de temas culturales y vinculados directamente a la literatura.